martes, junio 30, 2015

para reflexionar...

La palabra del Emperador

Posteado por Lourdes Peralta el 18/03/2011 - Sin comentarios - 152 visitas

Mientras algunos pregonan a la tecnología como un nuevo dios, Japón, la tercera economía del mundo y un país clave en desarrollo tecnológico, sufre las consecuencias devastadoras de la furia de la naturaleza.

El emperador, Akihito, de 77 años, dio un discurso (lo hacen en rarísimas ocasiones) donde pidió al pueblo que supere este momento ayudándose unos a otros, pidió solidaridad unos con otros. Sabio mensaje. Solidaridad es la palabra que el mismo sistema totalitario ultramoderno, ultraapurado, ultraocupado jamás incluye en sus planes de destellos futuristas, pero en lo estrecho del camino es la única solución.
No solo Japón sufrirá por muchas décadas las consecuencias de su desgracia. La explosión de plantas nucleares también nos afectará al resto del mundo. Nada sucede sin conexión. Análisis habrán de sobra, sobre todo en lo referente a la economía.
En Europa le dicen "Apocalipsis", en EE. UU. "preocupación por la caída bursátil", en países latinoamericanos "lamentos por las muertes en Japón y preocupación por familiares del otro lado del mundo". China popular cree que "la Súper Luna" del próximo 19 de marzo causará otros terremotos y devastaciones. La información es variable, y muchas agencias que controlan y dirigen los datos se sirven cómodamente de las redes para crear pánico en las poblaciones.

En Paraguay muchos están diciendo: "Acá tenemos suerte, no hay terremotos ni tsunamis", tampoco hay centrales nucleares, más "suerte". Aunque tenemos otros males desde hace décadas, tal vez, peores. No sería injusto decir que no nos merecemos el clima, ni los recursos que tenemos.
Hoy Japón pasa momentos gravísimos y su Emperador pide algo que no se compra con ninguna moneda del mundo: la generosidad, solidaridad, pensar en los demás. Deberíamos aprender de estos hechos para mejorar como sociedad e individualmente; está muy claro que el escuálido pensamiento: "Cada quién hace lo que quiere, cada quien es dueño de su vida", no funciona para la evolución de la humanidad. 

Charlando con una amiga sobre la tragedia nipona, me anotó una frase que comparto con ustedes:
"¿Quiénes somos en realidad? No somos el cuerpo porque este algún día será polvo. No somos las emociones porque estas pasan y pasarán siempre. No somos la mente porque también nuestros pensamientos son siempre volátiles. Algún día el cuerpo no existirá, las emociones tampoco ni la mente. Entonces, ¿qué queda? ESO que somos, el espíritu. Por eso Dios nos pide dejarlo todo y seguirlo, es una forma difícil de hacernos dar cuenta que la realidad es lo que nunca muere y no las cosas vanas a las que nos apegamos".

Retomando la catástrofe en Japón y apoyando el mensaje del Emperador, les dejo aquí un video muy aleccionador: Un perro guía a unos periodistas (que recorrían la zona) hasta donde está su amigo enfermo (otro perro). El fiel animal se niega a abandonar a su amigo… Una traducción inigualable de lo que significa la solidaridad.

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