miércoles, octubre 14, 2009

Los enemigos de la pasión...y del amor...

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Miércoles, 14 de Octubre de 2009 00:00 PAOLA BERNAL LEÓN


Si se detiene a evaluar su vida sexual, talvez note que no siente la misma efervescencia con su pareja. Ese fuego que los caracterizó al comienzo de la relación se extingue y ya poco conocen los dos el significado de la palabra pasión.
Es posible que la cama solo se utilice para dormir o para ver televisión y se haya olvidado de su vida íntima.
Por eso debe empezar a detectar cuál de los siguientes enemigos de la pasión duermen con usted en su alcoba.
Eliminarlos de su vida sexual es el primer paso para que note que sin ellos puede volver a enamorar a su pareja y sentir que la pasión no fue solo cosa del pasado.
Atrévase a ir por una nueva luna de miel.
Primer enemigo: Sobre-estrés
El estrés  que le exige al cuerpo, mente y emociones, sí es perjudicial y desequilibra al organismo.
Así lo explicó la psicóloga Marisol Ramírez al indicar que “entre sus consecuencias perjudiciales está el aplanamiento afectivo y la disminución de la libido o deseo sexual”.
La profesional recomendó a la persona tomarse un tiempo para si mismo, a fin de recargar energías.
“Es sumamente importante, solo así se puede después compartir con la pareja de manera eficaz y sensual”.
Segundo enemigo: Pudor, rigidez y falsedad
Empiece por preguntarse
¿Para qué me sirve tener actitudes pudorosas, rígidas o falsas en el momento de entrega sexual?
Según explicó la psicóloga Marisol Ramírez, “ninguna conducta es buena o mala, sino eficaz o ineficaz. Si la conducta contribuye al objetivo, entonces adelante, si no, conviene modificarla”.
De no lograr desinhibirse y disfrutar su sexualidad, lo mejor es buscar la ayuda de un profesional idóneo para realizar los ajustes que sean necesarios ante esos limitantes.
Tercer enemigo: Cero dosis afrodisíaca
Cuando usted convierte un momento íntimo en una obligación de pareja, en una responsabilidad, en un compromiso, deja a un lado ese elemento afrodisíaco que le da a su vida sexual un mejor estímulo.
Cuando se habla de afrodisíacos no se refiere a las comidas con dosis mágicas sino a los elementos que se convierten en estímulos para ese encuentro íntimo.
Pregúntese qué es la pasión para usted y qué es la pasión para su pareja. Intercambien ideas y permítanse cumplir fantasías.

Cuarto enemigo: Falta de iniciativa
Si usted es de esas mujeres que siempre espera la insinuación de su pareja, que no es capaz de decidir sobre su propia sexualidad, es probable que la pereza haya llegado a su cama. Hacer sentir a su pareja no solo buena madre, buena esposa, sino una mujer en todo el sentido de la palabra ayudará. Lo mismo en el caso de ellos. Por eso, deje a un lado los roles que tienen en el hogar para dedicarse tiempo juntos. 
Quinto enemigo: Resentimientos
Muchos dicen que no hay nada mejor después de un disgusto en pareja que la reconciliación. Quizá al comienzo pudo ser así, pero si usted tiene asuntos pendientes guardados en su interior, lo más probable es que fracase un encuentro sexual.
Lo mejor es hablar, solucionar los percances y no ir a la cama con temas pendientes.
Las mujeres devuelven el video una y mil veces, situación que las lleva a no desconectarse de esas escenas incómodas en su intimidad.
Permítale que le exprese no sólo los aspectos positivos sino aquellos por mejorar. Pero eso debe hacerse antes de llegar a un escenario íntimo. 
preguntas y respuestas
Marisol Ramírez / Psicóloga clínica, Master en PNL
¿Cuáles pueden ser los enemigos de la pasión? ¿Qué puede espantar la pasión en una pareja?
Entre las conductas que atentan contra la pasión, la principal es caer en el descuido de la relación de pareja. Esta se cuida a través de los pequeños detalles, aunque el tiempo físico que se otorga a la relación sea reducido. En ese tiempo la atención y concentración en el otro debe ser completa. La escucha activa, las miradas cómplices –mirarse a los ojos es muy importante-, hacer un ambiente propicio con luces tenues, aromas agradables, música suave o el silencio de un lugar cómodo y tranquilo contribuyen al momento de los dos.
Muchos profesionales recomiendan mantener el espacio personal, el misterio y que los cuidados personales queden en la intimidad.
¿Qué se olvida producto de la rutina?
Los pequeños detalles que conquistan al otro. Los compromisos y ajetreos cotidianos influyen en que uno se olvide de dejarle un mensaje a la pareja expresando dulzura o seducción desde cualquiera de las tantas vías de comunicación, celular, messenger, correo, incluso por las formas más tradicionales, una esquela o una llamada telefónica.
Olvidamos tener en cuenta los detalles que “riegan” u “oxigenan” la relación, tener en cuenta lo que le gusta a la otra persona, lo que le seduce. Se olvida incluso decirle al otro cuanto lo ama y lo importante que es tenerlo en su vida, palabras que son afrodisíacas para cualquiera.
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martes, octubre 13, 2009

Entrevista a un habitante TUAREG, existen muchos mundos...

 Que bueno que nosotros tenemos el reloj y el tiempo.


Que nunca perdamos el rumbo de lo importante, la noción de lo que nos alimenta el alma. Personalmente prefiero el tiempo a los relojes. No sé si el periodista captó la totalidad de lo que se le dijo, pero no cabe duda de quién era el sabio en ese reportaje
Elena  

TU TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO

Habla de KRONOS Y KAIROS
Compartamos este tiempo
entrevista realizada por VÍCTOR-M. AMELA a:
MOUSSA AG ASSARID,
No sé mi edad: ¡nací en el desierto del Sahara, sin papeles...! Nací en un campamento nómada tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier- 1. Estoy soltero. Defiendo a los pastores tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo

- ¡Qué turbante tan hermoso...!
- Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

- Es de un azul bellísimo...
- A los tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados...

- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los tuareg, es el color del mundo.

- ¿Por qué?

- Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

- ¿Quiénes son los tuareg?

- Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: señores del desierto, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (bereber), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

- ¿Cuántos son?

- Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece... "¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!", denunciaba una vez un sabio: yo lucho por preservar este pueblo.

- ¿A qué se dedican?

- Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio...

- ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

- Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

- ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

- Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

- ¿Sí? No parece muy estimulante. ..

- Mucho. Alos siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

- Saber eso es valioso, sin duda...

- Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

- Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

- Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

- ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

- Vi correr a la gente por el aeropuerto.. . ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro...

- Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

- Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua... y sentí ganas de llorar.

- Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

- ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

- ¿Tanto como eso?

- Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

- ¿Qué pasó con su familia?

- Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa... Entendí: mi madre estaba ayudándome...

- ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

- De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo...

- Y lo logró.

- Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

- ¡Un tuareg en la universidad. ..!

- Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra... Aquí, por la noche, miráis la tele.

- Sí... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

- Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

- Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

- Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde...

- Fascinante, desde luego...

- Es un momento mágico... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pot-pot del hervor...

- Qué paz...

- Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo.